Leyendo el libro “Internet y Derecho Penal: Hacking y otras Conductas Ilícitas en la red” Encontré una nota de pié de página muy interesante sobre como manejaban en los Estados Unidos en líneas generales hasta hace un tiempo problemas de intrusiones y fraudes informáticos detectados por “filtraciones” desde adentro:
“…En EE UU cuando se opta por la vía privada para solucionar un inconveniente , se llega a pactar don el delincuente y a incluirlo, incluso, en plantilla (término ibérico para referirse a que se le contrata).
A modo de anécdota, el fraude sucedido en Inglaterra a mediados de 1985, en el que un empleado del área informática de un banco norteamericano manipuló un programa para autorizar una transferencia desde una cuenta ficticia abierta en su propio banco a otro banco también norteamericano establecido en Inglaterra, por un importe de unos 8 millones de libras Esterlinas (Aprox. 13.6 U$S)
Gracias a la manipulación efectuada, logró que dicho importe fuera abonado en otra cuenta del segundo banco norteamericano, cursando de forma inmediata una transferencia a una cuenta numerada que tenía en Suiza.
Una vez comprobado que el dinero estaba en la citada cuenta, explicó a sus superiores lo ocurrido, advirtiéndoles que no había dejado ningún rastro que pudiera implicarle , por lo que consiguió negociar… More…la mitad del dinero, a cambio de que el banco no intentara iniciar acciones contra él…”(De: “El delito informático Pag. 71-72)
En mi opinión este tipo de situaciones seguramente sucedía muy a menudo por aquellos años, pero hay que tener en cuenta que han pasado 20 años “de agua bajo el puente” los mecanismos de seguridad han mejorado, las transacciones on-line son cada vez más seguros, pero siempre el delincuente va a estar mejorando también sus métodos para encontrar una “grieta” en la seguridad.
La gente de sistemas más que nadie sabe que nunca va a existir un sistema completamente seguro, pero disponer no solo de herramientas técnicas sino también legales para combatir este tipo de delitos es fundamental, sucede que como la tecnología avanza tan vertiginosamente, y el estructurado de normas que las rijan, por ser una actividad intelectual tan compleja siempre va a estar algunos escalones por detrás de las necesidades, por lo menos hasta que quienes sean los encargados de redactar esas normas sean “Nativos digitales” como los llama Piscitelli, gente que comprenda cabalmente las reglas de la sociedad de la información tanto como de derecho tradicional.
A mi entender, hasta ese momento “la regla estará siempre detrás de la trampa”, pero estamos a solo una generación de conseguirlo, hoy hay por lo menos en Argentina muchos jóvenes profesionales del derecho “en las gateras” quienes seguramente en su debido momento comenzarán a ocupar lentamente puestos clave para la adecuación del sistema a la realidad.
ROGER MAX SCHULTZ
Aogado especializado en nuevas tecnologias
Argentina