Bueno, gracias. De todos modos es más o menos lo que he encontrado yo.
La verdad es que hay muy pero que muy poca cosa en referencia a este tema.
También he encontrado esto que habla de la responsabilidad del diseñador. "La responsabilidad social del profesional multimedia
(incluyendo los malvados diseñadores gráficos) 1. ¿Qué narices es la responsabilidad social?
La responsabilidad social no es una palabra de moda. Se usa muy poco, y cuando se usa,
se hace mal. Durante los más o menos pasados tiempos de la guerra fría, cuando la amenaza
de un holocausto nuclear estaba en pleno apogeo, intelectuales y aprendices de intelectual
hablaban sonoramente de la "responsabilidad social de los físicos", de cómo eran culpables
de llevarnos a la destrucción y proponían todo tipo de medidas para solucionarlo: desde un
inofensivo código deontológico para científicos a deportarlos todos a Siberia. La simpática
y dicharachera oveja Dolly trajo a otra cohorte de "especialistas " que nos advertían de los
peligros mil de estos bioquímicos que jugaban a ser Dios y el día menos pensado clonarían a
Hitler o, aún peor, al modisto de Elvis Presley, y traerían males sin fin a la humanidad.
La solución pasaba, claro está, por recurrir a la "responsabilidad social" y prohibir de
forma absoluta cualquier experimento remotamente relacionado con la clonación (los que no
quisieran, acabarían también en Siberia, haciendo compañía a los físicos). Últimamente también
oímos hablar de responsabilidad social de periodistas y medios de comunicación ante la
continua invasión en la intimidad de famosos y proyectos de famosos (me pregunto si cabrán
todos en Siberia).
Sin embargo, esas adscripciones son muy poco razonables. La mayoría de físicos malignos que
nos llevaban al apocalipsis nuclear no tenían más responsabilidad que hacer investigaciones de
lo más teórico y aburrido que uno pueda imaginarse en relación a la estructura última de la
materia. Los autocalificados humanistas parecían olvidar que los que hacían las bombas eran
los militares, y no los científicos. Según pasan los días, vemos que la clonación puede ser
una gran ayuda en medicina a la hora de transplantar órganos, sin ir más lejos, y criminalizar
a los papparazzi cuando programas como Crónicas Marcianas, Corazón Corazón o El Gran Hermano
son verdaderos hits televisivos contemplados por millones de personas es como mínimo hipócrita. Pero la responsabilidad social existe, y es adscribible a todos aquellos profesionales que
se relacionan con las nuevas tecnologías.
La tecnología se usa en el mundo y el profesional ha de olvidarse de
la torre de marfil y recordar que sus inventos, hallazgos y creaciones se van a utilizar de
muchas formas. A veces se usarán de maneras contrarias a nuestros derechos y libertades.
El diseño ya sea mulitmedia o monomedia se han de idear y montar pensando en el concepto de
diversidad. Evitar los caminos cerrados siempre que se pueda, permitir que nuestras obras
se usen de la forma más abierta y diversa posible.
Desde luego, como opción personal ello implica cierto derecho profesional a la objeción,
que tendríamos que pensar en regular tarde o temprano. En cierto momento de su vida, un
diseñador o diseñadora tendrán que plantearse, como ya lo hacen los médicos, los biólogos
o los físicos, si quieren realmente desarrollar un proyecto que clarísimamente se va a usar
para menoscabar los derechos de los ciudadanos. ¿Puede un realizador con claras convicciones
feministas diseñar un spot televisivo de un detergente que remita una vez más a la clásica
imagen de "la mujer en casa y con la pata quebrada"? ¿Está bien hacer el logo para El Gran
Hermano si uno es un defensor acérrimo de la privacidad y la intimidad? Creo que la respuesta
-desde la ética- es un NO rotundo. Otra cosa es la situación personal de cada uno, y uno en
cada momento decidirá qué puede y que no puede hacer. No sé lo que yo haría si en un momento
dado me encontrara en una situación económica difícil y me ofrecieran mucho dinero por
participar en un proyecto carente de ética como los descritos anteriormente.
De todas formas, no es mi intención ahora llamar a la desobediencia civil de los diseñadores
(aunque me gustaría, para que vamos a negarlo). Pero soy una persona realista, así que nada
más lejos de mi intención que crear falsos complejos de culpa en mis lectores, y por ello me
gustaría limitar un poco esa responsabilidad social. 2. ¿Responsabilidad social? ¿Qué responsabilidad social?.
En primer lugar, no todo el mundo es consciente de forma espontánea de la importancia de
sus acciones, ni tienen la obligación de serlo. Recordemos las declaraciones de Einstein de
que si hubiera conocido las consecuencias de su obra, se habría hecho fontanero. El diseñador
que trabaja para la multinacional X no tiene ninguna obligación de saber que tal multinacional
es un ente malvado que explota a los prisioneros políticos en China trabajando para ellos por
un bol de arroz diario. Cuando oímos algún sabihondo meterse con un diseñador que trabaja para
IKEA porque esa cadena de muebles consigue sus precios a costa de abusar de trabajadores del
Tercer Mundo, nos encontramos de nuevo ante una adscripción falsa de responsabilidad social.
En esta economía global, lo más fácil es que el trabajo del señor sabihondo también tenga
relaciones directas con una multinacional explotadora. De hecho, lo más fácil es que en su
casa encontremos productos IKEA.
En segundo lugar, aunque hay criterios éticos universalizables, como estar en contra de los
genocidios, hay muchas cuestiones éticas que pertenecen a la esfera de elección personal.
Obligar a un director de cine, el realizador de un CD-ROM o un diseñador gráfico a adaptarse
a nuestras normas concretas de qué es la ética no es más que un muy poco ético ejercicio de
fascismo conceptual.
Permítaseme un pequeño excurso filosófico para aclarar esta cuestión. Prometo no ser demasiado
aburrido.
El filósofo Immanuel Kant dijo que la ética debería basarse en una serie de máximas que todos
debían adoptar. Una de esas máximas era "trata a todas las personas no sólo como medios para
conseguir algo, sino también como fines en sí mismos". Como la mayoría de principios filosóficos
, esta máxima es tan amplia que puede usarse para referirse a cualquier cosa, pero hay un uso
concreto desde la filosofía feminista americana actual que me gustaría analizar.
En síntesis, estos filósofos y filósofas afirman que la pornografía debería estar prohibida,
pues no es ética, al no ajustarse a la máxima kantiana mencionada en el párrafo anterior.
El lector -más que probable- o lectora -un poco menos, aunque también- de una revista
pornográfica contempla aquellas fotos como cachos de carne para su satisfacción personal,
en ningún momento se plantea que aquellas personas que aparecen allí en todo tipo de extrañas
y complicadas posturas son precisamente eso, personas, con sus proyectos de vida, emociones,
problemas, etc."
__________________ Ella está en el horizonte -dice Fernando Birri-. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar. -Eduardo Galeano-
Última edición por miska_autentica; 03/03/2006 a las 13:02 |