Cita:
Fuente: http://www.terremoto.net/x/archivos/000194.html¿Alguien sabe qué le pasa al diseño estadounidense?
A veces parece que los estadounidenses hayan perdido el rumbo. Por completo. Me refiero, por supuesto, al ámbito del diseño.
Han fallado los premios del Annual Design Review, el que se supone el mejor premio de diseño de los EEUU, y los premiados le dejan a uno una sensación... rara. ¿Qué demonios estarían pensando cuando votaron?
Estos son los premiados en cada categoría:
• productos de consumo: unas tijeras para comer centollos.
• gráfica: la portada de un libro.
• packaging: Un cubo de pintura que incorpora el escurridor en la tapa.
• entornos: algo así como un "cine para perros".
• muebles: unas sillas de gomaespuma para niños.
• equipamiento: un chaleco de comunicaciones para personal de rescate.
• conceptos: unos capullos de plástico para que los vagabundos se resguarden.
• interactivo: una furgoneta-espectáculo interactivo que recorre el país contando las bondades del diseño interactivo y la moda accesible
La cosa parece que vaya en broma, ¿verdad? Tijeras para el marisco de los ricos, con sus casetas de diseño para perros, sus sillas de materiales desastrosos para el medioambiente... Y yo que pensaba que el buen diseño solucionaba problemas individuales y sociales.
¿No había nada mejor? Un buen amigo decía que los premiados parecían los típicos clasificados en tercer o cuarto lugar. Me pregunto por qué no le han echado valentía y han declarado algunas categorías desiertas. No hubiera pasado nada, de verdad.
Salvo el cubo de pintura y los capullos para vagabundos (con un claro componente satírico), lo demás denota una forma de entender el diseño nada innovadora, carente de ingenio, poco social y opulenta.
Mi premio n.1 va para la Refugee Radio de Marieke Gaast
Mientras tanto, Mareike Gaast, una joven diseñadora europea, propone la Refugee Radio, un concepto diametralmente opuesto a los premiados en el certamen norteamericano.
Gaast ha diseñado una radio pensada para ser usada en campos de refugiados (de Palestina o el Sahara a Nueva Orleans). Se trata de una radio de muy bajo coste que ni siquiera necesita baterías (funciona con un cristal de ferrita) y que serviría para recibir frecuencias de AM de una forma extremadamente sencilla.
La Refugee Radio está pensada para que el usuario pueda personalizarla con facilidad, bien por estética o bien porque el usuario necesite camuflarla. Además, las instrucciones de uso y montaje están en el propio envase.
La radio de Gaast ha aportado mucho más a la sociedad y al diseño que todos los premiados del Annual Design Review. Sin embargo, el establishment del diseño norteamericano sigue viviendo en su burbuja fashion de productos caros y trapitos negros.
A veces parece que los estadounidenses hayan perdido el rumbo. Por completo. Me refiero, por supuesto, al ámbito del diseño.
Han fallado los premios del Annual Design Review, el que se supone el mejor premio de diseño de los EEUU, y los premiados le dejan a uno una sensación... rara. ¿Qué demonios estarían pensando cuando votaron?
Estos son los premiados en cada categoría:
• productos de consumo: unas tijeras para comer centollos.
• gráfica: la portada de un libro.
• packaging: Un cubo de pintura que incorpora el escurridor en la tapa.
• entornos: algo así como un "cine para perros".
• muebles: unas sillas de gomaespuma para niños.
• equipamiento: un chaleco de comunicaciones para personal de rescate.
• conceptos: unos capullos de plástico para que los vagabundos se resguarden.
• interactivo: una furgoneta-espectáculo interactivo que recorre el país contando las bondades del diseño interactivo y la moda accesible
La cosa parece que vaya en broma, ¿verdad? Tijeras para el marisco de los ricos, con sus casetas de diseño para perros, sus sillas de materiales desastrosos para el medioambiente... Y yo que pensaba que el buen diseño solucionaba problemas individuales y sociales.
¿No había nada mejor? Un buen amigo decía que los premiados parecían los típicos clasificados en tercer o cuarto lugar. Me pregunto por qué no le han echado valentía y han declarado algunas categorías desiertas. No hubiera pasado nada, de verdad.
Salvo el cubo de pintura y los capullos para vagabundos (con un claro componente satírico), lo demás denota una forma de entender el diseño nada innovadora, carente de ingenio, poco social y opulenta.
Mi premio n.1 va para la Refugee Radio de Marieke Gaast
Mientras tanto, Mareike Gaast, una joven diseñadora europea, propone la Refugee Radio, un concepto diametralmente opuesto a los premiados en el certamen norteamericano.
Gaast ha diseñado una radio pensada para ser usada en campos de refugiados (de Palestina o el Sahara a Nueva Orleans). Se trata de una radio de muy bajo coste que ni siquiera necesita baterías (funciona con un cristal de ferrita) y que serviría para recibir frecuencias de AM de una forma extremadamente sencilla.
La Refugee Radio está pensada para que el usuario pueda personalizarla con facilidad, bien por estética o bien porque el usuario necesite camuflarla. Además, las instrucciones de uso y montaje están en el propio envase.
La radio de Gaast ha aportado mucho más a la sociedad y al diseño que todos los premiados del Annual Design Review. Sin embargo, el establishment del diseño norteamericano sigue viviendo en su burbuja fashion de productos caros y trapitos negros.
Sólo basta con analizar lo que ofrecen en la ventas por TV, toda esa basura que nos lanzan y que promete mejorar nuestra salud, belleza y hasta relaciones familiares. El diseño al servicio del "mercado", esos disparos histéricos que nos bombardean a través de los medios y rezan por acertar en algún "hueco vacío" de la demanda. Van a terminar volviéndonos locos con tanta basura publicitaria. Lamentablemente el diseño (O lo eque ellos definen como diseño) esté presente en cada etapa de su estrategia. Una maquinaria completa y compleja de oferta y consumo; dinero plástico que termina plastificando nuestras vidas enteras; cremas milagrosas para rebajar 1000 kilos en 2 días, aparatos que nos envían impulsos eléctricos a los músculos y nos "ahorran" la necesidad de hacer ejercicios; videos que nos estupidizan mientras vemos a un "cocinero francés" hacer piruetas con un cuchillo.
Se está perdiendo el espíritu de la originalidad. Trabajamos en función de las tendencias, es verdad, pero no deberíamos caer en la trampa de esclavizarnos ante la demanda, el consumo y los asesinos del espíritu humano. Cada uno de nosotros tenemos un valioso corazón, un alma y un cerebro. No se los entreguemos a los buitres. Seamos originales.
Saludos.