Hace un par de días, hablando con una buena amiga economista, llegamos a una misma conclusión, tras analizar el auge que están experimentando todas esas “cuponeras” de descuento encabezadas por Groupon. Esta fue la de que los consumidores van a tender cada vez más a colaborar entre sí para obtener los múltiples beneficios individuales que se derivan de una acción colectiva en la compra (descuentos, mayor atención recibida, presión de grupo…). En resumidas cuentas, el poder de negociación de los consumidores irá en proporción al número de estos que sean capaces de enfocarse hacia un objetivo común, en este caso, la adquisición de bienes. Y de esta manera poder negociar directamente con los fabricantes y grandes mayoristas asiáticos sólo en aquellos productos que fuesen muy demandados.
Este “tijeretazo” en la cadena de comercio, que la reduce a sus actores esenciales: fabricante/gran mayorista asiático, transportista y consumidor final, se trata de una clara tendencia hacia la que el comercio electrónico se dirige, en una de sus múltiples modalidades.
También coincidimos mi amiga y yo en que Groupon y sus imitadoras, como empresas privadas que son, al intermediar entre las empresas que ofrecen sus productos y servicios y el cliente final, se llevan una comisión de los beneficios escandalosa, por no hablar sobre las condiciones contractuales, las cuáles rozan el abuso. Lo que está contribuyendo incluso a que las compras colectivas empiecen a tener una mala prensa, principalmente porque la gran demanda satura a los pequeños comerciantes y los clientes reciben un servicio de baja calidad en consecuencia.
Así que estas “cuponeras” van a seguir con sus agresivas estrategias de marketing hasta que agoten el modelo de negocio de las compras colectivas. Pero antes de que eso ocurra, deberemos de ser los propios consumidores los que creemos por y para nuestro propio beneficio una red social en la que tanto el pequeño comercio pueda proponer directamente sus descuentos atendiendo a sus posibilidades y también se puedan organizar grupos de compra para adquirir determinados artículos en los mercados asiáticos.
De esta forma, a través del desarrollo de la compra colectiva para nuestro propio beneficio, apoyaríamos directamente a nuestros comerciantes locales, expulsando a las “cuponeras” que se están embolsando comisiones de auténtica usura que merman la calidad y el servicio de los mismos. Y por otra parte, al comprar en colectivo y directamente en el mercado asiático, los consumidores nos ahorraríamos muchísimo dinero en los mismos productos que una vez que llegan al país de destino procedentes de “la fábrica del mundo”, cuestan hasta 10 veces más.
Si alguien quiere hacer la prueba que busque y compare precios entre los mayoristas chinos (china wholesale) y las distribuidoras nacionales de los mismos productos.
Esta red social que imagino que aparecerá en algún momento no sería una imitación de Groupon con la que lucrarse tan excesivamente, sino una herramienta socialmente útil que la sustituiría aprovechando el auge de las compras colectivas y dándole un enfoque desde el cuál como consumidores podamos beneficiarnos de grandes descuentos al coordinar nuestras compras conjuntamente. Una plataforma creada por y para consumidores, sin intermediarios de ningún tipo, pudiendo ser sustentada perfectamente por las pequeñas donaciones de sus usuarios, que dadas las ventajas que ofrece la compra colectiva, se contarían por miles y por el cobro de los anuncios de descuentos de los comercios locales a un precio que les compense.
Sin más pretensión que la de imaginar lo que está por venir en el comercio electrónico, dejamos abierta la posibilidad de colaborar en lo que buenamente podamos, con todas aquellas personas que compartan nuestra visión y se vieran capaces de llevarla a cabo.
Y por si diera la casualidad de que estuvieran varias personas interesadas en la idea, envíenme un MP, que con gusto las pondría en contacto.
Saludos!