25/01/2005, 18:27
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| Colaborador | | Fecha de Ingreso: julio-2002 Ubicación: Xalapa, Veracruz. Mex
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Parte III Y... ¿quién "materializa" la idea del papel arrugado?
El cliente tiene dos opciones:
1) Puede decidir encargar la "materialización" de la idea a un diseñador distinto al que la creó.
Puede tener sus razones: por ejemplo, si la "materialización" de la idea ha de ser básicamente tipográfica, el cliente puede creer más adecuado que la desarrolle un diseñador experto en tipografía. O si la "materialización" de la idea ha de ser básicamente ilustrada, el cliente puede creer más adecuado encargarla a un ilustrador. O tal vez, encargarla a un artista reconocido, para darle un valor añadido al resultado.
En cualquier caso, el cliente ha de obtener el permiso del diseñador que creó la idea. Es oportuno indicar aquí que la propiedad intelectual del diseño es, siempre, del diseñador. (Más adelante volveremos a los derechos de propiedad y de reproducción del diseño).
2) Puede decidir lo más frecuente: encargar la "materialización" de la idea al mismo diseñador que la concibió.
Así que el diseñador se va a su despacho con el papel arrugado, dispuesto a "materializar" la idea. Tiene dos opciones:
a) Se sienta en su mesa y empieza a estudiar cómo "materializar" la idea. Esta opción es única si el diseñador trabaja solo :)
b) Llama a sus colaboradores y les pide que hagan pruebas para ver cual es la "forma" más adecuada a la idea. Esta opción es la más frecuente en los grandes despachos de diseño.
Como ya dijimos referido a la idea, nunca hay que presentarle al cliente dos o más "materializaciones". Si el diseñador ha hecho varias "materializaciones" debe decidir cual es la más adecuada y presentar sólo esa al cliente. De presentar varias "materializaciones", el resultado final acostumbra a ser una mala mezcla de todas ellas.
Sea cual sea la opción elegida sólo es cuestión de tiempo llegar a un resultado (diseño), así que, mientras diseñadores y especialistas trabajan sobre la idea, podemos volver a los honorarios. Al fin y al cabo, se acerca el momento de pasar factura. ¡Vaya por Dios! ¡Si en la primera parte hemos dicho que "el diseñador percibe unos honorarios pactados de antemano con el cliente" y aún no hemos hablado del presupuesto! Parte IV Y... ¿cómo se hace un presupuesto?
Volvamos atrás: creada la idea "El diseñador ya puede presentarse ante el cliente y entregarle el papel arrugado: "Ahí tienes la idea (el diseño)" y cobrar sus honorarios de diseño (que son una parte de los honorarios totales, como veremos más adelante)", decíamos en la primera parte. Pues ahora es el momento: "materializar" la idea comporta un trabajo por el que el diseñador debe percibir otra parte de los honorarios totales.
Un ejemplo: supongamos que Milton Glaser se encuentra en un taxi y de repente, escribe a lápiz en un papel arrugado: "I (corazón=love) NY". Esa es la idea. ¿Tiene derecho a cobrar por esa idea escrita en una servilleta? ¿Verdad que todos estamos de acuerdo en que tiene ese derecho? Pero luego hay que "materializarla", darle forma gráfica para ser editada, o sea estudiar la tipografía más adecuada, el color, la composición, etc. ¿Tiene derecho Milton Glaser a cobrar las horas que dedicará -él o sus ayudantes- a "materializar" la idea? ¿Verdad que todos estamos de acuerdo en que también tiene ese derecho?
Un presupuesto, pues, debe diferenciar tres aspectos y una coletilla:
1) El coste correspondiente a la creación de la idea. Este coste es fijo, por proyecto y depende de la "calidad intelectual" del diseñador.
2) El coste correspondiente a la "materialización" de la idea. Este coste es fijo, pero calculado por horas. El diseñador sabe, por experiencia, las horas "razonables" que requiere la "materialización" de una idea.
La separación entre 1 y 2 se debe -como ya dijimos- a que "si el cliente decide paralizar el proyecto cuando aún no se ha "materializado" la idea, el diseñador se asegura el cobro del trabajo intelectual realizado (la creación de la idea)".
3) El coste derivado de la cesión de los derechos de reproducción del diseño. (Permitidme que desarrolle este apartado cuando hablemos de los derechos de propiedad y de reproducción del diseño).
Al final del presupuesto hay que añadir una coletilla que diga algo así como "en este presupuesto no están reflejados los posibles costes derivados de la "materialización" de la idea, tales como fotografías, ilustraciones, escaneados, retoques fotográficos, etc.". Y ello, porque al realizar el presupuesto no se tiene aún la idea y por lo tanto no puede saberse si en su "materialización" será necesaria una fotografía o una ilustración o...
Pero... ¿en que debe basarse un diseñador para fijar sus honorarios?
Última edición por Caminante; 25/01/2005 a las 18:38 |