Para nuevos emprendedores

[DrFaust]

Pienso que se le da demasiado crédito a las ideas.

Las ideas no valen nada. Una idea, por más revolucionaria e innovadora que sea, no es más que una expresión de deseo, y desear algo no tiene ningún mérito: todo el mundo desea, imagina e idea cosas constantemente.

Muchas veces la gente espera eternamente hasta tener una idea brillante para poner manos a la obra. Ninguna idea es lo suficiéntemente buena para ellos: cuando encuentran una premisa interesante, la guardan en secreto como si fueran su tesoro más preciado, rumian durante meses o años bajo el pretexto de perfeccionarla, y eventualmente se cansan de ella y la descartan. Yo mismo cometí ese error muchas veces.

Creo que ese es un callejón sin salida. La única forma de avanzar es emprender proyectos, dar lo mejor de uno, hacer todo lo posible para concretarlo, y fracasar, fracasar, fracasar.

Si uno no fracasa una y otra vez en las diferentes etapas de la realización de proyectos, difícilmente pueda aprender a tener éxito. El secreto está en aprender a reconocer un fracaso lo más rápido posible, aprender de los errores y seguir adelante. En el peor de los casos, siempre se puede revisitar una idea interesante en el futuro.

Además, un proyecto exitoso rara vez se origina en una única idea brillante; todo lo contrario: los proyectos exitosos suelen apoyarse en varias ideas valiosas a lo largo de todo el proceso. Google es un buscador que le asigna un puntaje a cada página, y Facebook es una red social. No son conceptos particularmente revolucionarios. Sin embargo, multitud de ideas brillantes, esfuerzos heroicos y, por qué no, golpes de suerte, a lo largo de todo su desarrollo, convirtieron a estos sitios en lo que son hoy.

Por esto pienso que las ideas están sobrevaluadas, y que la gente por lo general tiene que pasar menos tiempo buscando ideas perfectas, y dedicarse a obtener los conocimientos y la experiencia necesarios para lograr ejecuciones perfectas. Un proyecto simple, pero concretado, tiene infinitamente más valor que la idea más brillante y revolucionaria si ésta se queda en el tintero. Un proyecto concretado no solamente te da la oportunidad de "tirar el dado" (y tener una pequeña probabilidad de tener éxito), sino que te da la experiencia necesaria para que tu próximo proyecto tenga aún mejores probabilidades.

Mis dos centavos.