Buffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffff ffffffffffffffffffffffffffff con la Iglesia hemos topado... eso es una misión casi imposible. En mi opinión no debes hacerte enemigo del cliente. Hay que mantenerlo contento y si se da cuenta de que estás hasta las narices de él, te mandará a paseo. Creo que lo ideal es armarse de paciencia y tener "mano izquierda". El mejor consejo que me dieron a mi en su día al respecto, es que sólo presentes algo que estés dispuesto a defender. Mientras se lo enseñas, le haces ver por qué el diseño es como es. No le digas "mira que bonito, ¿qué te parece?", sino "he puesto este elemento aquí por esto, por esto, y por esto, y esto es rojo y no azul, por esto otro". Si te ve seguro de tí mismo se dejará asesorar, te tomará como alguien que sabe más que él y que por lo tanto es de fiar. Pero como dudes, estás muerto. Eso sí, no hables de lo que no sepas o como el cliente sepa más que tú, igualmente estás muerto porque se irá para no volver.
Después y cuando tu defiendas tu super idea, y el cliente decida destrozarla hasta pasearse por los límites de lo hortera, simplemente acéptalo y dale la razón de forma neutra. Como decía uno de mis gurús favoritos, "nuestra misión es hacerlo bien, y si el cliente decide destrozarlo está en su derecho, el ha pagado el juguetito y por tanto puede romperlo cuando quiera".
Espero haber arrojado algo de luz a tus dudas. Aunque sea un poquito.
