Gracias, mi señora. (y aquí doblose hasta el suelo tocar con la frente y la pluma del sombrero en sin par reverencia). Y alzando la vista hasta el retrato exclamó:
¡Boto a bríos! ¡Que el zagal volviose a dejar la gatera sin tapiar y mizifú la ocasión aprobechó! Hoy es tarde, mañana tu deseo será cumplido.