El mío fue uno de vaqueros que aún está en alguna máquina recreativa por ahí. Recuerdo haberme gastado, con un amigo y en un sólo día, cerca de 2000 de las antiguas pesetas, y cada partida costaba 25. Ése fue el comenzo de mi enfermedad.

Qué tiempos.... y yo que hasta ese momento odiaba los videojuegos, me tiraba la vida corriendo por todos lados, sembrando el caos por la ciudad.