Re: Reconquest - Total War En 1130 murió el derrocado rey de Zaragoza Abd al-Malik (ahora rey de Rueda) y fue sucedido por su hijo Sayf al-Dawla. También murió el caudillo almohade al-Mahdi, y fue sucedido por Abd al-Mumin.
En 1131 Las órdenes de los caballeros Templarios y los Hospitalarios se estaban extendiendo por Europa. Su fama de piadosos y castos guerreros los hacía objeto de admiración y de sustanciosos donativos. El más espectacular fue sin duda el del rey de Navarra y Aragón Alfonso I el Batallador, que en su testamento hizo constar a ambas órdenes como herederas de sus reinos.
Ese año murió el conde de Barcelona Ramón Berenguer III el Grande. Los condados catalanes fueron heredados por su primogénito Ramón Berenguer IV, mientras que su segundo hijo, Berenguer Ramón, heredó el condado de Provenza.
En 1133 En Al-Ándalus hubo una rebelión contra la intransigencia de los almorávides, a la que rápidamente prestó su apoyo Alfonso VII de León y Castilla. El rey dirigió una expedición en la que le acompañó Sayf al-Dawla.
A petición del rey Alfonso VII, Bernardo de Claraval introdujo en Castilla la orden del Císter. En 1134 murió san Esteban Harding, el tercer abad del Císter, si bien la auténtica autoridad en la orden era Bernardo de Claraval. En la reunión anual de abades insistió en la necesidad de la austeridad, sobre la que ya se había pronunciado con violencia poco antes en su Apología a Guillermo, dirigida contra el abad de Saint-Thierry, perteneciente a la orden de Cluny. Los cistercienses llevaban hábito blanco por oposición a los monjes de Cluny, en sus iglesias no había pinturas, esculturas, vidrieras ni nada que pudiera distraer la atención del monje.
general almorávide Yahyá ibn Ganiya dio muerte en la batalla de Fraga al rey de Navarra y Aragón Alfonso I el Batallador. Sus súbditos no creyeron las noticias de su muerte y durante largo tiempo esperaron su retorno. En su testamento el Batallador había dejado sus reinos a las órdenes militares de los templarios y los hospitalarios. Sin embargo, los nobles aragoneses no pensaron ni por un momento en tomarse en serio esa broma pesada, así que, en cuanto se convencieron de que su rey no estaba realmente en condiciones de volver, se apresuraron a nombrar rey a su hermano Ramiro II el Monje, llamado así porque había sido abad de un monasterio y luego obispo de Pamplona. Técnicamente, según las costumbres de la época, un eclesiástico no podía ser rey, así que los nobles y los obispos navarros no lo aceptaron y en su lugar eligieron a García V Ramírez el Restaurador, hijo de Cristina Rodríguez, la hija del Cid, y de su esposo Ramiro Sánchez, que a su vez era hijo de un hermano bastardo del rey Sancho IV Garcés el de Peñalén, cuyo asesinato había dado lugar a la unión de Navarra y Aragón.
Aunque al principio García V Ramírez se declaró vasallo de Ramiro II, pronto cambió de idea y se alió con Alfonso VII de León y Castilla, que reclamó su derecho a la sucesión como bisnieto de Sancho III el Mayor (era ciertamente, el único descendiente por línea directa). Alfonso VII se apoderó de Zaragoza y en 1135 se la cedió a García V Ramírez, que le prestó vasallaje. Los dos reyes declararon la guerra a Ramiro II. Algunos nobles aragoneses, viendo que las cosas se ponían feas, se rebelaron contra Ramiro II y éste tuvo que huir a Cataluña. De este modo, Ramiro II el Monje tuvo que enfrentarse a Alfonso VII, a García V Ramirez, a los nobles insurrectos y también a la Santa Sede, que le recordaba que, según el testamento de Alfonso I el Batallador, los reinos pertenecían a las órdenes de los Templarios y Hospitalarios y, por consiguiente, se negaba a reconocerlo como rey.
Alfonso VII se hizo coronar en León como Emperador de las Españas, en una ceremonia a la que asistieron García V Ramírez de Navarra, el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona, el conde de Tolosa Alfonso I Jordán y otros nobles de Aquitania, cuya dependencia real de Alfonso VII era mínima.
En 1136 Guillermo X de Aquitania tenía también una hermana, Inés de Poitiers, que se casó con el rey Ramiro II de Aragón, que seguía exiliado en Barcelona. Antes de que terminara el año tuvieron una hija, Petronila, y el rey Alfonso VII de León y Castilla decidió entonces reconciliarse con Ramiro II, al que le permitió recuperar su reino, le devolvió Zaragoza (haciendo que renunciara a ella el rey García V Ramírez de Navarra), y solicitó la mano de Petronila para su hijo Sancho, que tenía entonces tres años de edad.
De este modo, Ramiro II pudo volver a Aragón, y se dice que hizo decapitar a los nobles que se habían alzado contra él, y que colgó sus cabezas como badajos en las campanas de la catedral de Huesca, con orden de que repicaran el día de su coronación en Jaca.
En 1137 La nobleza aragonesa recomendó a Ramiro II que no aceptara el matrimonio pretendido por Alfonso VII entre la recién nacida Petronila y el heredero Castellano-leonés, pues supondría el fin de la independencia aragonesa. En su lugar, le recomendaron que la casara con el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV (que tenía entonces veintiséis años). El conde negoció con Alfonso VII hasta lograr su aprobación y en agosto se concertó el matrimonio, que se celebraría trece años más tarde. Luego murió Inés de Poitiers y en noviembre Ramiro II abdicó en su hija, que llevó el título de reina aunque Ramón Berenguer IV se convirtió en el gobernador efectivo de Aragón. No obstante, Ramiro II (retirado al monasterio de san Pedro el Viejo) conservó el título de rey, y el conde catalán usó el de príncipe de Aragón. El acuerdo de matrimonio estipulaba que Ramón Berenguer IV no perdería sus derechos sobre Aragón ni siquiera en el caso de que muriera la reina Petronila. El rey García V Ramírez de Navarra no quedó contento con tanto acuerdo y entabló una alianza con el conde Alfonso de Portugal (o de Lusitania). Entre ambos atacaron Castilla, pero entonces tuvieron que enfrentarse al ejército conjunto de Alfonso VII y Ramón Berenguer IV.
En 1138 murió el filósofo Abú Bakr Muhammad ibn Yahyá ibn Bayya. Había nacido en Zaragoza, pero abandonó la ciudad cuando fue tomada por los cristianos y se refugió en Sevilla, donde ejerció la medicina. Luego estuvo en Granada y en Fez. Es autor de comentarios a diversas obras de Aristóteles, de tratados de lógica, un tratado sobre el alma y el Régimen del solitario, que trata sobre el desarrollo del intelecto. Cuando su obra pasó a la Europa cristiana, los escolásticos lo conocieron con el nombre de Avempace.
El rey García V Ramírez de Navarra derrotó a Ramón Berenguer IV en la batalla de Gallur, pero la llegada de las tropas de Alfonso VII le impidió aprovechar la victoria. Por su parte, el conde Alfonso I obtuvo una victoria frente a los musulmanes en Ourique, y sus hombres lo proclamaron rey de Portugal en el mismo campo de batalla, lo que suponía la independencia completa de Portugal respecto al reino de León, cosa que su primo Alfonso VII se negó a aceptar. Alfonso I dio una fuerte organización a su reino, cuya capital fijó en Coimbra.
El almorávide Ibn Yúsuf atacó Toledo en ausencia del rey Alfonso VII. Se cuenta que su esposa Berenguela se asomó a la torre más alta del alcázar y le gritó entre una nube de flechas: "¿No ves que estás luchando contra una mujer y esto no es honroso para ti? Ve en busca del emperador y lucha con él de hombre a hombre". Ibn Yúsuf, avergonzado, reunió a sus hombres, hizo una reverencia y se fue. Puede que la historia no sea cierta, pero lo que sí que es cierto es que los almorávides se retiraron.
En 1139 El rey García V Ramírez de Navarra firmó finalmente la paz con Alfonso VII de León y Castilla.
En 1140 Ramón Berenguer IV firmó un tratado con un legado del Patriarca de Jerusalén por el que la orden de los Hospitalarios reconocían al príncipe de Aragón como gobernante idóneo de sus territorios. |