Ver Mensaje Individual
  #226 (permalink)  
Antiguo 20/01/2007, 09:39
MascaReturns
 
Fecha de Ingreso: enero-2007
Mensajes: 164
Antigüedad: 17 años, 9 meses
Puntos: 4
Re: Reconquest - Total War

En 1121 Urraca, la reina de León y Castilla, dirigió una campaña contra su hermanastra Teresa, reina de Portugal, con el apoyo del arzobispo de Compostela Diego Gelmírez. Teresa fue derrotada en Lanhoso y tuvo que reconocer la soberanía leonesa.

Unos años atrás había vuelto a marruecos un religioso llamado Muhammad ibn Tumart, que había estudiado en Córdoba y en Bagdad. Quedó sorprendido del bajo nivel cultural de sus paisanos y comenzó a predicar lo que él entendía por cultura: una versión del islam todavía más rigurosa que la de los almorávides. Perseguido débilmente por las autoridades almorávides, se refugió en la ciudad de Tinmal, en la cordillera del Átlas y se proclamó mahd (el bien guiado).

En 1123 La reina Urraca de León y Castilla consideró que el arzobispo Gelmírez estaba teniendo demasiado éxito en sus campañas contra Portugal, así que lo hizo apresar y ocupó varias de sus fortalezas. Sin embargo, ante la presión del pueblo tuvo que firmar con él un nuevo tratado de amistad.

1125. Por esta época, Muhammad ibn Tumart había reunido suficientes seguidores como para organizar un estado independiente en el Alto Átlas. Había formado una especie de consejo de estado compuesto por diez de sus discípulos y otro más amplio formado por cincuenta representantes de las tribus que se adherían a su movimiento. Sus hombres recibieron el nombre de al-muwahiddún, (los unitarios), porque consideraban que los verdaderos creyentes (o sea, ellos) estaban unidos directamente a Dios, de modo que no necesitaban la intercesión de morabitos (los sacerdotes almorávides). Son más conocidos por una versión deformada de su nombre: los Almohades. Los almohades se atrincheraron en el Atlas, bloqueando los desfiladeros de acceso a sus emplazamientos.

Mientras tanto el rey de Navarra y Aragón, Alfonso I el Batallador, dirigió una expedición contra Valencia y Murcia, y en 1126 llegó hasta las costas de Málaga. Dicen que hasta se montó en un bote y tomó posesión del mar. Lo cierto es que con tan aventurada campaña no pudo consolidar ningún territorio, pero se trajo consigo a Aragón unos diez mil mozárabes (cristianos que vivían en territorio musulmán) para compensar los desequilibrios existentes entre musulmanes y cristianos en las tierras de Zaragoza, recientemente conquistadas. En efecto, Alfonso I había permitido a la población musulmana conservar sus tierras y su religión (salvo en las ciudades, donde fueron trasladados desde el casco urbano hasta barrios específicos en las afueras).

Ese año murió la reina Urraca y su hijo se convirtió en Alfonso VII de León y Castilla. Estaba casado con Berenguela, hija del conde de Barcelona Ramón Berenguer III. Firmó un tratado de amistad con su tía Teresa de Portugal, pero al ver que mantenía su título de reina y, sobre todo, que estaba fortificando la frontera norte de su territorio, la obligó a prestarle vasallaje. También mantuvo un enfrentamiento con su padrastro Alfonso I, tras el cual el rey navarro-aragonés continuó su tarea de repoblación de Zaragoza. Después Alfonso I selló una alianza con Ramón Berenguer III, que había sido derrotado por los almorávides en Corbín.

En 1128 En Portugal, diversos nobles y obispos habían formado un partido que se oponía a la reina Teresa, teóricamente a causa de sus amores con el conde gallego Fernando Peres, hijo del conde de Traba Pedro Fróilaz. En ellos se apoyó el infante Alfonso Enríquez, el hijo de Teresa y del conde Enrique de Borgoña. Alfonso acababa de cumplir los dieciocho años y reclamaba su derecho al condado, reino o lo que fuera Portugal, que no estaba claro. Tras vencer a las tropas de su madre en Sao Mamede, se hizo con el gobierno de Portugal, y adoptó el título de conde de Lusitania. Teresa huyó a Galicia con su amante, pero murió ese mismo año.

El conde de Barcelona Ramón Berenguer III introdujo en Provenza y en Cataluña las órdenes de los Templarios y los Hospitalarios, pues en sus territorios podían desempeñar funciones similares a las que realizaban en Tierra Santa.