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Re: Reconquest - Total War

En 1100 El rey Pedro I de Aragón puso sitio a la ciudad de Zaragoza, pero no tuvo éxito.

En 1102 Jimena, la viuda del Cid, incapaz de resistir por más tiempo el empuje almorávid, evacuó Valencia con la ayuda de Alfonso VI. Por esta época un juglar anónimo de san Esteban de Gormaz debió de empezar la composición del Cantar de Mio Cid, el más antiguo poema que se conserva en lengua castellana. En su primera parte se narra el destierro del Cid y sus hazañas en Zaragoza; luego se relata la conquista de Valencia y el perdón por parte de Alfonso VI, junto con un episodio ficticio sobre la boda de las hijas del Cid (en el poema doña Elvira y doña Sol) con los infantes de Carrión, que luego las maltratan y abandonan. Probablemente, esta parte la incorporó al poema un segundo autor unos treinta años después.

El rey almorávide Yúsuf ibn Tasfin se proclamó Emir de los Musulmanes y obtuvo el título de Emir de los Creyentes del Califa Abasí.

También murió el rey Pedro I de Navarra y Aragón, que fue sucedido por su hermano Alfonso I, pues su heredero Pedro había muerto apenas un año antes.

El conde Enrique de Portugal emancipó a Portugal de Castilla en el plano religioso al obtener la elevación a arzobispado del hasta entonces obispado de Braga.

El conde Raimundo IV de Tolosa se había adueñado de una parte de la costa libanesa, pero murió mientras asediaba la ciudad de Trípoli. Había nombrado sucesor (de sus dominios en Tierra Santa) a su primo, el conde de Cerdaña Guillermo Jordán I. En Tolosa le sucedió su hijo Alfonso I Jordán, y Bertrán, el hijo bastardo que había estado rigiendo el condado en ausencia de su padre, partió hacia Trípoli.

En 1106 murió el almorávide Yúsuf ibn Tasfin, que fue sucedido por su hijo Alí ibn Yúsuf.

También murió el vizconde Aimeric I de Narbona y su viuda Mahalda, la madre del conde Ramón Berenguer III de Barcelona, marchó a la corte de su hijo. Cuando el padre de Ramón Berenguer III murió asesinado, el conde de Béziers Bernardo Atón se hizo cargo de los condados de Carcasona y Razes, si bien prometió devolverlos en cuanto el conde recién nacido llegara a la mayoría de edad. Sin embargo, llegado el momento, no cumplió su promesa y los condados pasaron a su hijo Roger. En 1107 los carcasoneses se sublevaron contra la tiranía de Roger y rindieron homenaje al conde de Barcelona, pero éste no pudo ayudarlos porque tenía que hacer frente a los almorávides, que acababan de invadir sus tierras.

Ese año murió Raimundo de Borgoña, el conde de Galicia, que dejó un hijo de dos años llamado Alfonso Raimúndez. El rey Alfonso VI de León y Castilla concedió el condado a su hija Urraca (la viuda de Raimundo) conjuntamente con Alfonso, pero con la salvedad de que si volvía a casarse el condado pasaría a ser únicamente del niño. Además designó como tutores del infante al conde de Traba, Pedro Fróilaz, y al obispo de Compostela Diego Gelmírez.

El obispo estaba volcado en la construcción de una gran basílica en Compostela para aumentar el esplendor del culto a Santiago. La ciudad recibía un constante flujo de peregrinos europeos que iban a visitar la tumba del apóstol, y así se habían consolidado varias rutas de peregrinación conocidas conjuntamente como el Camino de Santiago, en torno al cual se fundaron varios monasterios, sobre todo de la orden de Cluny. Gelmírez recibió numerosos favores y privilegios de Alfonso VI para financiar la basílica, como el de acuñar moneda propia.

En las últimas décadas, los reinos cristianos habían solicitado ayuda en numerosas ocasiones a Roma y a la cristiandad Europea (especialmente a la de Francia) para enfrentarse a los moros, y ello había abierto las puertas a numerosas influencias extranjeras en el terreno religioso. Una muestra de ello fue que el antiguo ritual visigótico fue desplazado definitivamente por la liturgia romana.

En 1108 Alí ibn Yúsuf derrotó en Uclés (cerca de Cuenca) al ejército de Alfonso VI de León y Castilla. El rey salió herido en el hombro y en el cuello. El conde García Ordoñez halló la muerte mientras trataba en vano de proteger al infante Sancho, el hijo y heredero de Alfonso VI, que también murió en la batalla. A raíz de esta victoria, los almorávides ocuparon Oporto, Badajoz, Guadalajara y Madrid, entre otras ciudades.

Álvar Fáñez también había participado en la batalla de Uclés, y poco después se le encargó el gobierno y defensa de Toledo. Los almorávides intentaron tomarla en 1109, pero no tuvieron éxito.

Alfonso VI tenía ya cincuenta y nueve años, y ahora su reino carecía de heredero. Estaba su hija Urraca y su nieto Alfonso Raimúndez, de cuatro años. En tiempos tan críticos lo peor que podía pasarle a su reino era tener un rey niño, así que se empezó a negociar un posible matrimonio entre Urraca y el rey Alfonso I de Navarra y Aragón. Las bodas se celebraron el mes de septiembre, y poco después murió el rey castellanoleonés, con lo que Urraca pasó a ser la reina de León y Castilla. La situación era especialmente interesante, pues un futuro hijo de Alfonso I y Urraca podría convertirse simultáneamente en rey de León, Castilla, Navarra y Aragón. Pero las cosas no eran tan simples, pues dicho plan suponía dejar de lado al hijo de Urraca, Alfonso Raimúndez, y había muchos intereses en juego. Por una parte estaban sus tutores, Pedro Fróilaz y el obispo Diego Gelmírez, cuya influencia política dependía sustancialmente de que el infante fuera o no heredero al trono; luego estaba el conde de Portugal, Enrique de Borgoña, a quien le interesaba que los reinos de León y Castilla fueran heredados por su sobrino segundo Alfonso ya que ello instalaría a la dinastía borgoñona (su dinastía) en el trono; por último, la nobleza Gallega, fuera por interés o por sentimientos nacionalistas, quería ver al conde de Galicia convertido en rey de León y Castilla.

El conde de Portugal empezó por declarar independiente a su condado, y pronto surgió la idea de que el matrimonio era nulo, dado que Urraca y Alfonso I eran primos segundos (ambos eran bisnietos de Sancho III el Mayor). Enrique contó con el apoyo de la orden de Cluny, que tenía gran influencia sobre la nobleza castellana. El resultado fue que la mayor parte de la nobleza y el clero de León y Castilla fueron partidarios de la disolución del matrimonio y de que Alfonso Raimúndez fuera declarado heredero, mientras que la burguesía, considerando más práctica la unión de los cuatro reinos, se declaró favorable al matrimonio y a que el heredero fuera un futuro hijo de la pareja. Hubo un conato de guerra civil, pero las discrepancias se zanjaron rápidamente ante la amenaza almorávide. Así se estableció un pacto que regulaba el gobierno conjunto de los dos cónyuges, se establecían sus obligaciones recíprocas y los derechos del infante Alfonso Raimúndez, pero se estipuló que si la pareja tenía un hijo, éste sería el heredero de los cuatro reinos.

Por debajo de toda esta política había que sumar que los dos cónyuges no se llevaban nada bien personalmente, lo que complicaba mucho más la situación.

En 1110 El rey al-Mustaín de Zaragoza murió frente al rey Alfonso I de Navarra y Aragón en la batalla de Valtierra, circunstancia que aprovechó el almorávide Alí ibn Yúsuf para obligar a su sucesor Abd al-Malik a licenciar a sus mercenarios cristianos y entregarle la ciudad de Zaragoza. Esto no supuso exactamente la desaparición del reino de Zaragoza, sino que Abd al-Malik continuó al frente de un reino mucho más reducido con centro en la ciudad de Rueda.