Sólo de pensarlo me entran sudores fríos... algo que es de agradecer con el calor que hace aquí ahora mismo.
Todavía recuerdo la sensación que recorría mi cuerpo cuando, siendo usuario de MS Windows 95, me cargaba el sistema y tenía que formatear para reinstalar, perdiendo TODOS mis datos (afortunadamente de escaso valor económico o profesional, pero de un gran valor personal), ya que rara vez hacía copia de respaldo, y siempre eran copias parciales. Recuerdo que me afectaba sobre todo al estómago. Ahora ya no tengo ese problema, porque si me cargo el sistema (ahora GNU/Linux) tengo la sensación de que podré recuperarlo de alguna forma (hasta ahora siempre lo he conseguido recuperar, salvo en una ocasión, que por falta de tiempo tuve que abandonarlo malherido en el campo de batalla y reinstalar desde cero), y si no lo recupero no pasa nada, porque mi partición /home está a buen recaudo.
Eso sí, intento tocar la tabla de particiones lo menos posible.
