Cita:
Iniciado por Agesilao Saludos cordiales camarada Lagartija
Aunque admito que tus estrategia es muy buena, me niego a creer que con un ejercito de limitanei y comitatenses auxiliados por algunos arqueros, sea tan terrible como para acabar con tanta facilidad a las hordas que van apareciendo. Los de los limitanei que formavan esta especie de milicia mal entrenada y sin moral ni disciplina, que su unico trabajo era vigilar el limes dedicavan mas tiempo al cultivo de lotes de tierra o a otras actividades que no de soldados. Los comitatenses que aun que no sean ni la sombra de lo que fue una legion Romana de Trajano son soldados fiables aunque en mi opinion no son lo bastante fuertes como para detener a ejercitos bien dirijidos. Los unicos buenos soldados de que dispone el imperio romano son los foederati que ni siquiera son ejercitos propiamente romanos.
Si hubiera intentado esto a la luz del día, la horda me hubiera exterminado sin piedad. Efectivamente, los limitanei no resisten una carga de un ejército bárbaro, encima con superioridad numérica ni en sus más plácidos sueños
(de hecho los comitatenses y los auxiliares bárbaros tampoco). Y los arqueros, en caso de carga decidida, sólo provocarían unas pocas bajas antes de huir y verse arrollados por la caballería enemiga.
La clave del éxito, es tener un general con capacidad para el combate nocturno, y que el general enemigo no la tenga. En esas circunstancias, los enemigos no se atreven a cargar, y las caballerías pesadas que si lo hacen, dan media vuelta si los arqueros empiezan a huir, internándose en la noche. Con estas condiciones, las unidades de arqueros pueden vaciar sus carcajs sobre el enemigo. Y no deben ser "algunos arqueros", han de ser la mitad del ejército: 10 unidades disparando sin cesar. (Para los romanos de occidente, los arqueros
son con muchísima diferencia la mejor unidad: baratos de mantener, asequibles desde el principio, y más o menos igual de letales que sus homólogos de tiempos pretéritos. Eso sí, hay que protegerlos del contacto directo con los enemigos a casi cualquier precio).
Imagínate como queda el ejército enemigo después de diez minutos de lluvia de flechas continua. Todas las unidades enemigas tiene fácilmente más de un 50% de bajas y están con la moral por los suelos. En esas circunstancias es muy fácil desencadenar el pánico cuando por fín, cargas con tus patéticos limitanei. Sólo hace falta centrarse en las unidades más dañadas y flanquear un poco con la escolta del general o la caballería que tengas disponible.
Pruébalo y verás que si funciona
General.
No te conformes con defender un imperio decadente, destinado a perecer. Lucha para alcanzar su grandeza pretérita, e incluso por superarla.
¡¡Por el Senado y el pueblo de Roma!!