Me parece que voy de victoria en victoria hacia el gran desastre final... Como en todas las partidas en VH/VH, he terminado en guerra con todos mis traicioneros vecinos: Númidas, Hispanos, Galos, Griegos y por supuesto, todas las facciones romanas (menos los Brutos, que ya han pasado a mejor vida).
Gasto todos los turnos un montón de denarios todos los turnos para mantener una flota poderosa, y aunque a los romanos los tengo sin un sólo barco, los put
s Hispanos me están machacando constantemente. Se aprovechan de que tengo las naves diseminadas por todo el mediterráneo occidental, y además pierdo batallas aunque tenga una superioridad importante.
Ahora que entran en guerra también Griegos y Galos, no quiero ni pensarlo.
Por el lado terrestre, en África la situación está dominada. A los Númidas sólo les quedan tres provincias, dos caerán en pocos turnos y la tercera es la que me separa del poderoso Egipto. ¡¡Mejor no conquistarla y provocar otra guerra!! (de momento).
En Hispania, la situación avanza lentamente, los Galos y los Hispanos me mandan pequeños ejércitos constantemente, pero que son muy capaces de tomar mis dos ciudades desguarnecidas. Al ejército que tenía en la península (de 8 unidades bien equilibradas) dirigiéndose al Norte (Numancia y Asturica), se le acaba de unir otro ejército para dirigirse al Este (Cartago Nova y Osca). En unos cuantos turnos dominaré la península y tendré un ejército completo en los Pirineos.
Mis problemas serios empiezan en la isla de Sicilia. Al principio preferí no declarale la guerra a los griegos por tener ellos su ciudad amurallada y porque no tenía honderos como remedio contra sus falanges. Me dediqué de lleno a los Romanos, dejando a los Escipiones al borde de la extinción en dos ocasiones. Mi segundo error de cálculo fue pensar que los Brutos se dedicarían a invadir Grecia y me dejarían tranquilo. Craso error. Después de mandarme dos ejércitos a Sicilia en cuatro turnos, se quedaron casi sin tropas en Italia, lo que les costó sus dos únicas ciudades.
Mientras tanto los Escipiones se habían repuesto (¡¡6 generales para su última ciudad!!) y los Julios empezaban a acumular un ejército cada vez más grande en la frontera (y otro enorme de 23 unidades que se acerca, según mi espia). Me decido a derrotar a los Julios antes de que reunan sus dos ejércitos con un ejército cartaginés al completo; pero en el cambio de turno los Escipiones me atacan con todo lo que tienen. Consiguí vencer en una batalla con ligera superioridad numérica a mi favor, pero con tropas peores que las suyas. Eso sí, gano por los pelos, en algún momento tuve tres unidades desbandadas y me temí el desastre general. Con mucha suerte, conseguí desde el principio alejar a todos sus vélites de la zona de batalla, utilizando como cebo una caballería de proyectiles. Y los elefantes arrasaron las lineas romanas, incluso después de ponerse frenéticos.
Aún así el resultado de la batalla es desesperanzador: victoria por los pelos contra un ejército menos numeroso; los Julios consiguen reunir dos ejércitos completos en la frontera; y yo me quedo sin elefantes en Italia
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Y para colmo los traicioneros Griegos
aprovechan este momento para acuchillarme por la espalda, asediando con un pequeño ejército una de mis dos ciudades Sicilianas. ¡¡Y sé perfectamente que tienen otro ejército completo emboscado en sus tierras!!
Total, que si los dioses no me ayudan estoy a punto de perder las cuatro ciudades que más he desarrollado militarmente (obviando a Cartago), y no puedo crear más ejércitos sin pasar a números negativos en el balance...
Por eso lo de "voy de victoria en victoria hacia el gran desastre final..."