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Antiguo 10/03/2006, 09:51
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-Defero-
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A ver que haga memoria... la primera vez que oí hablar de Linux fue hace siete años. Yo tenía dieciocho años, y estudiaba 2º de LOGSE, anteriormente conocido como COU (último año de bachillerato). Me gustaban los ordenadores, pero en realidad de informática sabía bien poco. Cuatro comandos de MS-DOS, y las tareas básicas de MS Windows95. Ni siquiera tenía mi propio PC. La cuestión es que por las tardes, para ganarme algún dinerillo, yo daba clases particulares de apoyo a una chica de catorce o quince años, una chica un tanto repelente a la que le gustaba presumir de cualquier cosa. Por ejemplo, solía presumir de que tenía una tía en Guásinton a la que visitaba casi todos los veranos, que en casa de su tía había aprendido a hablar muy bien inglés, y que su tía no usaba MS-DOS ni MS Windows, que su tía usaba Linus (ella lo pronunciaba con ese, no con equis). Y me decía, ¿tú sabes usar Linus?, a lo que yo contestaba no he oído hablar nunca de Linus, ¿es algún sistema antiguo? Entonces ella se reía sonoramente y me llamaba bruto, porque Linus era muy moderno y muy guay. Como comprenderéis, yo no estaba ahí para enseñarle informática, sino matemáticas, naturales, gramática, y también inglés (aunque ella sabía mucho porque había estado en Guásinton).

Más adelante por medio del amigo de un amigo conseguí mi propio PC, un Pentium100 de segunda mano más que obsoleto que funcionaba con MS Windows 95. Y seguí sin saber nada acerca de Linux durante una temporada, hasta que llegaron a mis manos algunos CDs viejos de revistas de informática también viejas, en los que se incluían documentos sobre Linux, aplicaciones para Linux, y en algún CD incluso se incluía una distro para Linux. Poco a poco fui leyendo acerca de dicho sistema operativo, e incluso intenté instalar alguna distro, creo que fue RedHat6, y más adelante Mandrake7, pero mi PC estaba demasiado maltratado, el disco duro fallaba demasiado como para dejarse instalar nada. Así que seguí leyendo maravillas acerca de Linux sin haberlo usado nunca. Incluso llegué a entender más o menos qué es un núcleo, y por qué algunas personas dicen que es mejor llamar GNU/Linux al sistema operativo, y decir Linux a secas sólo cuando nos referimos al núcleo. Durante una temporada pensé que la particularidad de Linux consistía en que era gratis, hasta que en algún lado leí que era mucho más que eso, que era LIBRE. Fue a través de la magnífica metáfora de las recetas de cocina que comprendí qué era eso del código fuente.

A través del amigo de otro amigo llegó a mis manos una copia de GnomeLiveCD. Por entonces tendría yo unos 20 o 21 años, pero seguía con mi PC del jurásico. Así que me decidí a probarlo en un ordenador de la facultad. ¡Y funcionaba! Me gustó, y mucho. Y quise poder usar GNU/Linux en esos PCs sin tener que llevar mi LiveCD a cuestas, así que unos días más tarde me presenté en el aula de informática con mi CD de Mandrake7 en la mochila, dispuesto a instalar la distro de manera furtiva. Había leído cuatro o cinco veces el manual de instalación, y sabía cómo tenía que proceder para instalar Mandrake sin borrar MS Windows, pues éste es el sistema operativo que llevan todos los PCs del aula de informática. Pero hubo algún problema, tal vez debido a que no tenía privilegios de administrador para defragmentar la partición de MS Windows antes de proceder a redimensionarla, o quizás cualquier otro inconveniente. La cuestión es que tras la instalación LILO era incapaz de arrancar ningún sistema operativo, y yo no tenía conocimientos suficientes como para arreglar nada. Apagué el ordenador, me levanté, y salí del aula sigilosamente, procurando que nadie se fijara en mí. Al día siguiente ya habían arreglado el desaguisado, y MS Windows volvía a funcionar. Nunca supieron que el causante del desastre había sido yo.

La cuestión es que algunos meses después pude comprarme un PC "de verdad", y lo primero que instalé fue Knoppix3.2, LiveCD que regalaban en una revista de informática. ¡Y funcionaba! ¡Vaya si funcionaba! Pero la transición debe ser gradual, así que reparticioné el disco, e instalé MS Windows 2000 en la primera partición, y Knoppix en la segunda. De todas maneras, tenía algunos problemas de configuración que no sabía solucionar, como por ejemplo la conexión a Internet, así que al cabo de unos meses decidí cambiar de distro. Por consejo de un buen amigo elegí Mandrake, que por entonces iba por la versión 9.1. Tuve esa distro durante un tiempo, y mientras tanto había dejado una partición libre para probar otras distros. En esa partición instalé más adelante Fedora Core 2, y un buen día me encontré a mí mismo usando con mayor frecuencia Fedora, ya que traía versiones más actuales de mi software favorito. Fue determinante la inclusión de la versión 2.0.x de TheGIMP, mientras en Mandrake9.1 se incluía aún la rama 1.2.x. Así que dejé de ser usuario de Mandrake para pasar a ser usuario de Fedora Core, primero de FC2, luego de FC3, y finalmente de FedoraCore4.

Más adelante instalé Mandriva 2005 LE encima de Mandrake9.1, pero nunca llegué a usar Mandriva de manera intensiva. Un buen día me di cuenta de que Mandriva estaba ahí de adorno, y me decidí a instalar Debian Sarge en su lugar. ¿Y por qué Debian Sarge? Porque ha llegado a mis manos un PC viejo y desfasado, y tengo intención de usarlo como servidor casero, instalándole Debian Sarge sin entorno gráfico mediante NetInstall. Así que primero quería probar Debian en mi PC principal.

La cuestión es que mi PC ya empieza a sufrir achaques, y por un problema de hardware he terminado por perder Fedora. En realidad creo que Fedora no está perdida, que podría arreglar la instalación del SO sin problemas porque los archivos siguen estando en su partición, pero me da pereza. Así que desde hace algunas semanas uso sólo Debian Sarge, y me va muy bien. Quizás me quede definitivamente con Debian. Lo que me gusta de Debian Sarge es que no tengo que andar actualizando decenas de paquetes cada semana, pues las actualizaciones son mínimas. Lo malo, que no probaré las novedades. Quizás termine pasándome a Etch, quién sabe.

En fin, la cuestión es que desde hace cosa de cerca de tres años soy un feliz usuario de GNU/Linux. Me he tenido que enfrentar a problemas que a veces he conseguido superar y a veces no, he ayudado a alguna que otra persona a solucionar sus dudas (las dudas sencillas, porque las complejas me superan), y he compartido mis CDs con todo el que he podido (me gusta coleccionar LiveCDs). Sobre todo he compartido copias de Knoppix con mis compañeros de facultad, aunque también he compartido alguna copia de Mandriva y de Suse. Y por supuesto, de Ubuntu, que siempre queda más chulo regalar una distro en un CD serigrafiado en su carpetilla original. Ah, y una vez ayudé a recuperar los archivos del portátil de una amiga, que usaba WinXP, y se le había infectado. Tenía en su disco duro unos archivos IMPORTANTÍSIMOS que no se podía arriesgar a perder, así que metí Knoppix, accedí al disco duro, y ahí estaban. Los transferimos por red a otro equipo, y ya pudo reinstalar WinXP. No conseguí convencerle de que instalara GNU/Linux, pero se llevó una copia de Knoppix en la mochila.

Por cierto, por si las dudas: yo soy de letras, no tengo ninguna vinculación profesional ni académica con la informática. Esto para mí es una afición. Si se tratara de una profesión probablemente no me gustaría tanto.
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abogado en Errenteria + procuradora en San Sebastián = equipo imparable