Mi mejor victoria
en el Rome Total War fue defendiendo una ciudad germana, que contaba con una estacada pequeña de madera. Yo disponía de dos falanges germanas, unas mujeres aullantes -que no suelen servir para nada, por lo menos durante la batalla-, y la caballería del General frente a un ejército britano de 20 unidades (tenían unos druidas, dos unidades de carros falcados, dos o tres de guerreros pictos, dos o tres de espadachines, dos de campesinos y multitudes de lanceros).
Cuando me asediaron me las prometía muy felices porque pensaba defender el portón con las dos falanges y vencer o hacer pagar un precio altísimo por el pueblucho a los traicioneros britanos. Pero cual fue mi sorpresa cuando vi que esperaban varios turnos y me atacaban de frente con tres arietes. Por aquel entonces ni siquiera sabía que los arietes podían arremeter contra las propias murallas.
La clave de la victoria fue que el ariete central empezó a comportarse erráticamente y empezo a golpear el portón con el combate ya muy avanzado. Mientras tanto, las dos falanges habian resistido tenazmente los embites del ejército britano.
La "Demoledora" Falange izquierda apenas había sufrido bajas porque sólo se había enfrentado contra lanceros y campesinos. Cuando los enemigos empezaron a rebasar por los laterales superpuse a las mujeres aullantes. El enemigo se desbandó enseguida, pero como no podía perseguirlos se reagruparon y volvieron a la carga, esta vez junto con los druidas, que estaban en reserva. Mi valiente falange desbandó a toda su ala izquierda menos a los druidas, que son mucho más duros y avanzaban muy despacio. La situación quedó en tablas.
La "Valerosa" Falange izquierda tuvo que soportar la carga de la infantería pesada britana y aunque también consiguío desbandarlos al principio con relativa facilidad, el desgaste sufrido durante el primer ataque fue mayor que en el otro caso. La segunda carga enemiga desbordó por los laterales desde el principio y las bajas de mi falange fueron enormes, pero resistieron milagrosamente hasta que el enemigo, diezmado, se retiró definitivamente del ala derecha. Me quedaron menos de 30 hombres de los 120 iniciales, pero resistieron hasta el final.
Y mientras las dos falanges estaban rechazando la segunda carga, me derribaron por fin el portón principal y el último tercio del ejército enemigo arremetió contra la caballería del general. Entre estos y las mujeres aullantes defendí el portón como pude. Las mujeres entraron en estado de pánico al poco tiempo (afortunadamente para ellas, huyeron hacia el centro del pueblo y no hacia afuera), y poco despúes, les siguió la unidad del general
. Sólo sobrevivieron tres nobles caballeros y el propio general (de nuevo tuve mucha suerte). Pero para entonces ya era tarde, porque mis dos falanges habían salido por las brechas en la empalizada y corrían para atacarles por la espalda
. Con el último tercio del ejercito enemigo muy desgastado y a punto de desbandarse, atacaron con las dos unidades de carros falcados que tenían como ultimísima reserva a la falange izquierda desde el lateral. Afortunadamente les ví venir a tiempo, pivoté sobre si misma la falange, y cuando los carros llegaron la muralla de picas estaba más o menos terminada. La infantería enemiga que quedaban no interferió demasiado en la maniobra por su estado lamentable. No hay nada más gratificante que ver a los carros enemigos cargar contra tus falanges
. Su general murió en la carga y la victoria fue más épica que nunca. Eso sí no me quedaba casi nadie para perseguir a los supervivientes enemigos (que si se hubieran reagrupado por tercera vez, me hubieran arrasado).
¡¡Espero no haberos aburrido con el relato!! Os recomiendo a todos probar la facción de los Germanos, porque dadas las circunstancias iniciales, seguro que podreís conseguir victorias por lo menos igual de brillantes que esta.