¿Alguien sabe qué le pasa al diseño estadounidense?
A veces parece que los estadounidenses hayan perdido el rumbo. Por completo. Me refiero, por supuesto, al ámbito del diseño.
Han fallado los premios del Annual Design Review, el que se supone el mejor premio de diseño de los EEUU, y los premiados le dejan a uno una sensación... rara. ¿Qué demonios estarían pensando cuando votaron?
Estos son los premiados en cada categoría:
• productos de consumo: unas
tijeras para comer centollos.
• gráfica: la
portada de un libro.
• packaging: Un
cubo de pintura que incorpora el escurridor en la tapa.
• entornos: algo así como un "
cine para perros".
• muebles: unas
sillas de gomaespuma para niños.
• equipamiento: un
chaleco de comunicaciones para personal de rescate.
• conceptos: unos
capullos de plástico para que los vagabundos se resguarden.
• interactivo: una
furgoneta-espectáculo interactivo que recorre el país contando las bondades del diseño interactivo y la moda accesible
La cosa parece que vaya en broma, ¿verdad? Tijeras para el marisco de los ricos, con sus casetas de diseño para perros, sus sillas de materiales desastrosos para el medioambiente... Y yo que pensaba que el buen diseño solucionaba problemas individuales y sociales.
¿No había nada mejor? Un buen amigo decía que los premiados parecían los típicos clasificados en tercer o cuarto lugar. Me pregunto por qué no le han echado valentía y han declarado algunas categorías desiertas. No hubiera pasado nada, de verdad.
Salvo el cubo de pintura y los capullos para vagabundos (con un claro componente satírico), lo demás denota una forma de entender el diseño nada innovadora, carente de ingenio, poco social y opulenta.
Mi premio n.1 va para la Refugee Radio de Marieke Gaast
Mientras tanto, Mareike Gaast, una joven diseñadora europea, propone la Refugee Radio, un concepto diametralmente opuesto a los premiados en el certamen norteamericano.
Gaast ha diseñado una radio pensada para ser usada en campos de refugiados (de Palestina o el Sahara a Nueva Orleans). Se trata de una radio de muy bajo coste que ni siquiera necesita baterías (funciona con un cristal de ferrita) y que serviría para recibir frecuencias de AM de una forma extremadamente sencilla.
La Refugee Radio está pensada para que el usuario pueda personalizarla con facilidad, bien por estética o bien porque el usuario necesite camuflarla. Además, las instrucciones de uso y montaje están en el propio envase.
La radio de Gaast ha aportado mucho más a la sociedad y al diseño que todos los premiados del Annual Design Review. Sin embargo, el establishment del diseño norteamericano sigue viviendo en su burbuja fashion de productos caros y trapitos negros.